martes, 9 de noviembre de 2021

San Juan de la Cruz

 

San Juan de la Cruz

 

Su nombre era Juan de Yepes Álvarez, nació en Fontiveros, Ávila en 1542 el 24 de Junio, fue Carmelita y al igual que Teresa de Ávila, también él fue reformador de su orden. Murió el 14 de Diciembre de 1591, en Ubeda, Jaen.

Sus principales obras son:

1.- Subida al Monte Carmelo

2.- Noche obscura del Alma

3.- La llama del amor

4.- Cántico espiritual

Juan de la Cruz es el más genuinamente místico, de los cuatro grandes místicos que hemos estudiado porque su poesía y la doctrina de esta, contiene el concepto medular de esta Literatura, que es la fortificación del apetito, la renunciación de esta vida y el anhelo de lo eterno, después de la muerte. Este literato es difícil de comprender, es hábil al expresarlas sutilezas de sus sentimientos. Su lenguaje es tosco y rebelde a los refinamientos espirituales. San Juan de la Cruz siempre encuentra la palabra, el giro necesario para hacer difícil la comprensión de su obra.

Al lado de los 4 grandes místicos figuran otros talentos dignos de interés y de estudio, pero que no representan la maestría en la composición, ni en la inspiración que ostentan los ya estudiados.

La escuela mística de la poesía, produjo y produce en el mundo grandes poetas, verdaderos maestros de la palabra divina que va hacia Dios, es una poesía interior que habla de cosas, de seres y pasajes sublimes, es un canto sin mancha, limpio, con claridad de cielo raso. No interviene en ella lo profano o al menos no debe intervenir en la poesía mística lo profano.

El más grande místico de todas las épocas, quizás sea Fray Kempis, autor precisamente de la imitación de Cristo, que tradujera Fray Juan de Granada.

Todos los países y pueblos han producido grandes poetas místicos, como la India, que tiene a R. Tabore, maestro, filosofo, niño y santo en sus versos llenos de fondo místico, de dulzura celestial, cuyo libro “Luna Nueva” es también recomendado para los alumnos.

En América también florecen grandes genios místicos, especialmente en México, donde tenemos a la formidable Sor Juana Inés de la Cruz, cuyos poemas son deliciosos y muchas veces incomparable, lo cual, no quiere decir que el triunfo de ella, haya sido como poetiza del misticismo.

Tenemos también al genial Amado Nervo, (de quien nos ocuparemos más adelante) cuya poesía es de tal manera prodigiosa, que por ello se le dice Fray Amado Nervo.

Continuará.

 

Miguel de Guevara